"I refuse to go into a fast-food outlet
–to use the toilet even–
in case anyone got the wrong idea and thought
I was sneaking in a quick burger."
Jonny Wilkinson
Por Osfabel Diteos, candidato al título de Maestro en Artes Visuales
por la Universidad Nacional Autónoma de México.
1. Puesto de tortas siglo XXI.
2. Puesto de Tortas pintado por Diego Rivera. Autoretrato de
Diego Rivera (niño comiendo torta). Detalle del mural Sueño
de una tarde dominical en la Alameda Central.
De la antología del pan a la de las tortas.
Las tortas son diversas, las hay ahogadas como de tamal, de aguacate como de plátano, esta diversidad también refleja una parte de la creatividad de las personas que las consumen y que las preparan. Esta creatividad ha logrado evidenciarse no sólo en la variedad de las tortas o en la manera de ofrecerlas en carteles o a grito suelto, dando como resultado un gran número de nombres para las mismas, sino también en los contextos en los que las tortas son el eje central, que son envueltos, por la tapa y la base, una serie de eventos más que gastronómicos, como los sociales, los antropológicos, los urbanos, los históricos, los políticos y claro los económicos, con todo el picante que esto conlleva.
Si bien, las tortas, con su combinación de ingredientes originales, representan un proceso de mestizaje dentro de la cultura y la historia mexicana. Al ser el claro ejemplo de interacción cultural entre los españoles y los indígenas mexicanos, a través de la composición y del origen de cada ingrediente. Tortas desde la conquista y hasta en las crisis hemos tenido, pero, no sólo en su representación del mestizaje, ya que hay la cubana, la colombiana, la hawaiana, la gringa, la alemana, la suiza y hasta la holandesa, muy a pesar de que la referencia cultural exista más en un imaginario, muchas veces absurdo, que en una hibridación gastronómica sustancial.
En las tortas algo se esconde porque el bolillo o telera, con su forma redonda lo cubre; una sorpresa, como dice Salvador Novo en su célebre ensayo Antología del pan, esa sorpresa puede ser tanto la del deleite como la del encuentro, dado que el lugar de las torterías, conquistado por el tiempo, es la calle. Algunos puestos han evolucionado en las loncherías que en ocasiones alcanzan a establecerse como lugares de culto al paladar ocasional.
Pero el verdadero espacio urbano para comer una torta, es sin duda la calle, por ser el más próximo y público para el hambre, hambre porque en la calle hasta un “taco de ojo” cuando hay “buenas tortas”. Los olores y las relaciones que crea un espacio inadecuado pero espontáneo, inadaptado pero ingenioso, carente de espacio pero “para comer aquí o para llevar comiendo”.
Y en cierta forma, ni la oleada de comida rápida global ni la mcdonaldización representan un peligro para que se extinga este emparedado tortuguesco de comida rápida urbana. Las tortas en México no se “desmejicanizan” frente a la globalización como lo dice Novo sobre el bolillo y la telera, en la actualidad el lunes puede ser de tortas y el martes de pizza al 2 X 1. Nada quita que las mismas tortas coman, coma, coman también de la competencia extranjera, siempre hay algo que digerir. Las tortas se han adaptado a la más ínfima dinámica global de nuestro tiempo, la de la velocidad y la prisa, la del hacinamiento y el flujo de personas, la de la variedad y la multiculturalidad, la de la fusión y lo absurdo.
“Para mí, una de pierna con quesillo, mucho aguacate y poco picante, por favor.”
Un saludo, O SFa
8 comentarios:
cagadísimo... hacen falta más de estos textos...
La torta. Me la como con el gusto de un buen texto. Esto da para más, me quedé como a 1/2 torta, con ganas de más.
Venga, buenas letras eeh. Pero, no se, tal ves una etnografía de las tortas, algo más extenso que nos enriquezca. Es mas, voy por una a la esquina.
Saludos
Manuel Delgado
Apuesta dos chelas y una torta a que este ensayo estuvo motivado por una de tus clases. Hace un tiempo yo tomé esta clase.Regresando al ensayo me parece que fue una buena síntesis de la torta como objeto imprescindible de la cultura mexicana sin embargo creo que se quedó corto.
Sin más , un saludo.
Jajaja...
¡Las apuesto! Las chelas no es necesario apostar, esas salen cuando sea.
1.- La idea se ha estado cocinando a partir de mi fracaso por conseguir, años atrás, el ensayo de Novo Antología del pan, mismo que he conseguido en internet apenas hace unos 6 meses.
2.- Un amigo de nombre Saúl, supongo lo ubicas, me llevó a unas tortas que no tienen madre, así, en ese momento los ingredientes quedaron en su lugar. Recuerdo que ese día fuimos los primeros en llegar y claro en que nos atendieran, para esto ya sabrás como gusto de la alcoholización callejera, por lo que compramos unas cervezas bien frías y nos aparcamos en las escaleras de la entrada de un costado del puesto de tortas. Pienso que en ese momento se sazonó todo.
3.- Cierto es que recientemente me dejaron, en dicha clase que tu ya sabes, y que la verdad es una torta mal hecha, de esas de jamón transparente con mayonesa que se pegan en el paladar, que por otra parte bien ingeniosas, como creo lo hemos platicado, le ponen los ingredientes a partir de lo que sobresale de la torta, jajaja, y por dentro, otra sorpresa dijera Novo. Bueno el trabajo para la torta mal hecha consiste en una propuesta plástica que aborda las tortas como tema, así que como no lo hice pero vi el trabajo de mis compañeros, decidí eso, mejor ni hacerlo, –espero que si ud., maestro de mi clase mal hecha, lee esto, lo tome como una crítica constructiva y le ponga aguacate–. Pero dado que era un trabajo que contaba para la evaluación, el maestro abrió una prorroga de entrega y, a eso sí se le debe la incrustación de la advertencia.
Seguramente me quedo corto y por eso no había publicado el ensayo, no por miedo, sino por autocrítica, igual y con un poco de compromiso de mi parte salga algo que de una mordida se las coma...
Pues las tortas cuando quieras y las chelas siempre.
Suenas a Pavel?
Saludos.
Manuel Delgado, que gran idea eso de la etnografía de la torta, hagámoslo. Igual para mi Doctorado.
Ah, y las imágenes, ninguna es mía, las saqué de google y no las presenté en ninguna clase, jajaja, son desde google "pa'la torta."
Jajaja...disfruté mucho leer tus razones para aquello de la torta; incluso complemetan ese ensayo al que le cabría muy bien un tanto de anécdota. En lo que respecta a suenas a Pavel; error mi estimado Osfabel.
Sucede que en una ocasión acompañé a mi prima a sus clases y trabajaban con un proyecto acerca de las tortas, así que al momento de leer tu ensayo lo primero que llegó a mi mente fue esa clase.
Por otro lado, nos quedaron pendientes aquellas famosas tortas de la cantina en Lerma, aunque me enteré que ya cambió el concepto tanto del lugar como de las tortas como tal. Ya sabes esas clásicas remodelaciones que se llevan la esencia de los lugares.
Bueno me despido esperando que pronto estemos disfrutando de unas ricas tortas.
Un abrazo
La magia de la torta también estriba en que es sencilla, simple, barata. De igual manera puede ser minimalista como la de frijol o completamente barroca como las que encontramos en los diversos puestos. Sobre el puesto callejero como el epítome de la degustación tortera no lo creo del todo pues de ser así ignoraríamos por completo el primer lugar donde la torta adquiere solemnidad y se erige como manjar del diario en nuestro imaginario, sin duda hablo del patio de cualquier escuela primaria o kinder.
El texto es exquisito como una buena torta ahogada.
que pedo osfa, soy el salo, se me antojo una de chuleta con queso, una torta, claro.
Publicar un comentario