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Ext. Cantina de la Ciudad de México - Noche.
A un costado de la iglesia de Santo Domingo yace una vieja cantina. La entrada es parecida al tugurio de la película El bueno, el malo y el feo de Sergio Leone. El viento es muy frío. Son las 9:00 pm. y el reloj sigue avanzando.
Dos hombres sentados sobre la barra piden un whiskey mientras ven al cantinero que, con el mismo aburrimiento y acongojo de ellos, sirve los tragos. Es difícil saber que edad tienen los dos caballeros de la barra por lo contradictorio que son en verdad; lo que sí podemos saber es que uno es demasiado viejo y el otro bastante joven.
HOMBRE VIEJO
Pienso que tienes razón. Yo hubiera hecho lo mismo.
HOMBRE JOVEN
Y es que así es esto, mira el otro día alguien me dijo que vio la película de Madagascar 2 en alguno de esos grandes centros comerciales donde proyectan CINE. La verdad yo la compré afuera del metro pa` verla. Para qué gastarme eso que no tengo; que no tenemos muchos de nosotros.
HOMBRE VIEJO
La chingada. Pinche crisis. En algún momento esto tenía que llegar. En una sociedad de autoconsumo donde la seducción del objeto regula qué compremos o qué no, el exceso de imágenes convertida en un mar de los mismos peces, ha llevado esto a una era de barbarie consumista y a un vacío presente.
El cantinero se limpia la boca con el delantal y se sirve otro trago.
HOMBRE VIEJO
La posmodernidad está obsesionada por la información y la expresión. En la era de la posmodernidad se criminaliza por compartir información por la red. ¿Comprar películas piratas, en un país donde no alcanza para nada es un crimen?
El cantinero se acerca y ve a los ojos a los dos hombres. Ellos asienten y piden otro trago.
CANTINERO
(mientras sirve) Esta cabrona la cosa ¿no mi jefe?
El cantinero se va. El hombre viejo le jala al cigarrillo que tiene en la boca.
HOMBRE JOVEN
¿Conoces a J. Svankmajer?
HOMBRE VIEJO
Si mi joven. O qué ¿se ve que no sé?
HOMBRE JOVEN
¿Te acuerdas de la película que hizo? se llamaba...Food. Pues los tres cortometrajes que la componen son la analogía perfecta del capitalismo salvaje que vivimos hoy día. En la primera que se llama Breakfast, aparecen un par de personajes en un cuarto pequeño. El primero parece estar congelado en el tiempo y el segundo lee una serie de indicaciones que necesita para servirse de comer, las cuales están colgadas sobre el cuello del primero. Entonces él tiene que golpear de alguna manera a su prójimo, y éste, en un acto robotizado, le devuelve una salchicha con mostaza y refresco en unicel; toda una estética gabacha. Sucede lo mismo siempre, vemos filas y filas de condenados oficinistas listos para repetir el mismo acto. Los otros dos cortos Lunch y Dinner versan sobre algo que me pareció poca madre: dos personajes que se comen lo que ven enfrente, incluso a ellos mismos.
Corte a:
Un grupo de personas entra a la cantina y se sientan en una mesa. Todos tienen bufanda y guantes. Parecen oficinistas. El hombre viejo mira hacia donde esta el grupo de personas y ríe. TRAVELLING DE LA VENTANA A LA MESA
HOMBRE VIEJO
Es cierto. Ya solo falta que después de acabarnos el trago, ambos hagamos homenaje a J. Svankmajer.
HOMBRE JOVEN
¿Entonces que queda? A ver: seguir chupando aquí o mamársela al de enfrente.
HOMBRE VIEJO
(risas) No, está cabrona la cosa como dice el cantinero pero hay que preparase para el fin de este episodio del capitalismo. (con ironía) ¡Salud!
HOMBRE JOVEN
¡Salud mi general!
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