“Para el caballero de la fe la resolución no se da en precursar la muerte, no se da por reflexión, sino por una confianza en aquello incomprensible pues lo absurdo no se encuentra entre las diferencias comprendidas dentro del marco propio de la razón, ni es idéntico a lo increíble, inesperado e imprevisto.”
Kierkegaard
Kierkegaard
Pensar diferente y de manera inteligente hoy en día se ha convertido en una tarea sumamente compleja gracias al lugar común. Éste es peligroso ya que nos acostumbramos a repetirlo y, repitiéndolo, a creerlo.
Desde temprana edad, notamos que en todos lados existen normas de comportamiento que rigen a la comunidad. La garantía de supervivencia está en las relaciones que los seres humanos han establecido para poder mantener y desarrollar la vida. Las acciones que realizan los hombres para mantenerla, ésas que llamamos productivas, se establecen a través de normas, reglamentos y organizaciones, es decir: controles. Controles creados y establecidos por nuestras instituciones cuya función consiste en generar un orden que regule nuestra conducta para satisfacer sus propios beneficios. Es por esto que el que piensa no debe esforzarse en convencer a los demás de su verdad; en tal caso se encontraría en el camino de este sistema; en el lamentable camino de "el hombre de convicciones".
A algunos falsos hombres les gusta calificarse así; pero ¿qué es una convicción? Es un pensamiento que se ha detenido, que está inmovilizado, por tanto, el "hombre de convicciones" es un hombre limitado. El pensamiento experimental no desea persuadir sino inspirar otro pensamiento, ponerlo en marcha. Las convicciones son enemigos de la vida más peligrosos que las mismas mentiras. Lo que quiere decir que ni lo absurdo ni lo seguro o estático, ni las normas establecidas por los controles es lo que nos hace vivir, lo que nos mueve es el pánico, la confusión o la indeterminación.
Conceptos de la vida fundamentados en dos pilares principales: el azar (lo que hay hasta el presente) y la confusión (lo que hay a partir del presente). Entre estos dos nos queda la memoria, aquí inicia todo y concluye todo, la imaginación, la inteligencia, el amor. Todo esto da lugar a la confusión, ambigüedad o indeterminación. Al respecto Arrabal mencionaba:
“Aceptemos el Big-Bang, aceptemos la astrofísica, aceptemos que el gato esté vivo y esté muerto, aceptemos que una onda sea onda y al mismo tiempo cuerpo, es decir que tú seas tú y al mismo tiempo tu alma, aceptemos que somos tan fuertes como débiles, aceptemos todo. Ése es el Pánico.”
Todo esto sucede dentro de un lugar imaginario llamado “temporalidad”. Éste está ubicado entre los instantes y el espíritu. Pero ¿qué es la temporalidad?
Para el filósofo danés Kierkegaard la temporalidad es la condición de posibilidad de llegar a ser. Es decir; de llegar a elegirse o no elegirse a sí mismo, y esto se da en función de la temporalidad y no del tiempo como un simple transcurrir. Por lo que si el instante es esencial, aunque concebido como “mera decisión” pero sin un verdadero compromiso, lo eterno pasa a convertirse en el futuro que nunca llega y entonces mi proyecto de existencia se queda en pura posibilidad.
De esta manera es como la temporalidad nos remite a la fragilidad de la existencia. Heidegger mencionaba al respecto: De no abrirnos a la problemática del ser y del tiempo permanecemos en estado irresoluto y la temporalidad no se temporiza porque deja de estar a la espera, y el futuro se convierte en un futuro impropio inesperado. “Por ello el comprender es primeramente venidero. Al presente retenido en la temporiedad propia y que por ende es un presente propio, lo llamamos el instante. Este debe entenderse en sentido activo como éxtasis, sin embargo también es gracias al instante considerado como eterno que el pasado no se cierra en sí, sino que se mantiene en continuidad con el futuro, y éste a su vez permanece en continuidad con el presente."
Ya se planteaba con profundidad en la Edad Media el filósofo religioso San Agustín la problemática del tiempo: ¿cómo poder determinar el tiempo y “Cómo explicar lo que ya no es: pasado? y ¿Cómo explicar lo que todavía no es: el futuro? Pero además, cuando lo característico del futuro es su fluidez, que se escapa inmediatamente hacia al pasado haciendo imposible su determinación: “Si, pues, el presente, para ser tiempo es preciso que pase a ser pretérito, ¿cómo podemos decir de él que existe, si la razón por lo que existe es que va a dejar de existir” ( San Agustín 1997:392)).
Como hemos podido observar el tiempo sólo vive en instantes y permanece dentro de nosotros gracias a nuestro espíritu, por lo que tenemos que aprovechar al máxime cada segundo de nuestro presente pues es lo único que tenemos con certeza. Sobre este transcurrir podemos hacer y deshacer, construir y destruir ideales, sueños, metas y demás aspectos.
Lo aquí planteado sea por San Agustín, Kierkegaard o Heidegger Se dirige hacia la necesidad de tomar en cuenta que el Instante, aún con toda su brevedad, tiene que estar penetrado por la responsabilidad y la obligación pues de no concebirse así, éste estará destinado al fracaso y a la resignación. ¿Por qué esperar un año más para lograr nuestras metas? ¿Por qué dar tiempo al tiempo para saber si lo que hacemos o dejaremos de hacer es lo correcto? Caminemos agrestes senderos y echemos mano de todos nuestros miedos para vencerlos desde hoy, desde ahora y por siempre. No esperemos que sea la temporalidad la que nos remita a la fragilidad de la existencia
Miguel Alejandro Guerra.
4 comentarios:
Estimado Miguel:
Me da gusto que continúes con esa línea filosófica que tanto te gusta. Definitivamente esa es tu área y deberías darle más duro. En este artículo nos pones a pensar en ese algo que nos acompaña a todos lados y el cual parecemos ignorar. Pones el dedo en la herida: ponernos a pensar en el tiempo, como bien dices; es pensar en la fragilidad de la existencia y por tanto en la condición mortal del hombre. La actual cultura de masas intenta bajo cualquier modo eliminar esta condición de nuestros pensamientos y para ello recurre desde la medicina hasta las ciencias más avanzadas como la biotecnología.
¿Cuáles son los riesgos? en este juego perverso el espíritu queda fuera condenando al ser humano a las leyes del mercado. Un hombre sin espíritu, es un hombre muerto.
Sigan así y no olviden los espacios de reflexión como estos que en una red cada vez más saturada de chatarra intelectual se vuelven necesarios.
Dr. Al-Ibrahim.
Miguel! me da mucho gusto leerte! En fin que te puedo escribir, no cabe duda que siempre tienes algo bueno para exponer. Estoy de acuerdo con mucho de lo que escribes, el pánico, el miedo es lo que mueve a las personas y no debería de serlo, siempre se va a vivir con eso, sólo es cuestión de aprender a manejarlo y es lo que muchos no sabemos hacer.
En efecto, deberíamos aprovechar más nuestro tiempo puesto que no sabemos cuando será el último día.
Sigue escribiendo!!!
De tiempo y pensamiento; nos regalaste unas líneas, que resultan ser la mejor presentación de esa constitución de tu pensamiento.
La sincronización entre forma, fondo y tono abrieron en el texto un puente de reflexión entre éste y tú lector.
PD: Totalmente disfrutable
Un saludo
I.Liévanos
Es por eso que hace unos años pensé en la siguiente frase:
"Dejar de hacer las cosas por pensar en el futuro, es no querer ser feliz en el presente"
Muy interesante tu post, y concuerdo con tu postura, ¿Para qué esperar? Si lo único seguro es el presente. El pasado ya no importa, y el futuro, al igual que nadie lo pueda explicar, nadie nos garantiza que estaremos en el.
Pero bueno, no me quiero meter en dolores de cabeza, aunque creo que ya lo hago, pensando en cómo definir el futuro.. Es tan complejo pero interesante a la vez.
Uff, recibe mis saludos.
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